jueves, 19 de agosto de 2010

HIERBAS MEDICINALES


La alfalfa, cuyo nombre científico es Medicago sativa, es una planta utilizada como forraje, y que pertenece a la familia de las leguminosas. Tiene un ciclo vital de entre cinco y doce años, dependiendo de la variedad utilizada, así como el clima; en condiciones benignas puede llegar a veinte años . Llega a alcanzar una altura de 1 metro, desarrollando densas agrupaciones de pequeñas flores púrpuras. Sus raíces suelen ser muy profundas, pudiendo medir hasta 4,5 metros. De esta manera, la planta es especialmente resistente a la sequía. Tiene un genoma tetraploide .

Es una especie que exhibe autotoxicidad, por lo que es dificil para su semilla crecer en estándes existentes de alfalfa. Así, se recomienda que los alfalfares sean rotados con otras especies (por ejemplo, maíz, trigo) antes de resembrar.

La alfalfa procede de Irán, donde probablemente fue adoptada para el uso por parte del humano durante la Edad del bronce para alimentar a los caballos procedentes de Asia Central. Según Plinio el Viejo, fue introducida en Grecia alrededor del 490 a. C., durante la Primera Guerra Médica, posiblemente en forma de semillas llegadas con el forraje de la caballería persa. Pasó a ser un cultivo habitual destinado a la alimentación de los caballos. El humano puede ingerirla como brotes en ensaladas y sandwiches. A Estados Unidos llegaría a través de Chile, en torno a 1860.

Como todas las leguminosas, sus raíces poseen nódulos conteniendo las bacterias Sinorhizobium meliloti, con habilidad de fijar nitrógeno, produciendo alimento alto-proteico, sin importar el nitrógeno disponible en el suelo.[12] Su habilidad fijadora de nitrógeno (incrementando el N del suelo) y su uso como forraje animal mejora la eficiencia de la agricultura.

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